La mayoría de nosotros creemos que cuando "gritar" a Dios, es decir, apelar a Él mediante la oración, Él siempre escucha las oraciones. "Pedir,"Leemos en Mateo 7:7, "Y se le dará a usted." Pero ¿qué pasa con pasajes de la Biblia que sugiera que a veces Dios no hace escuchar nuestras oraciones?

Considere el Salmo 66, en el que el autor da gracias que Dios respondió a su oración, pero sugiere que Dios no podría haber hecho en determinadas circunstancias:

Ven y escucha, todos los que teméis a Dios,
y te diré lo que ha hecho por mi alma.
Lloré a él con la boca,
y un gran elogio en mi lengua.
Si hubiera yo abrigado maldad en mi corazón,
el Señor no me habría escuchado.

Pero en verdad Dios ha escuchado;
que ha asistido a la voz de mi oración.

Bendito sea Dios,
porque él no ha rechazado mi oración
o eliminado su misericordia de mí! - Salmo 66:16-20 (ESV)

Y en Jeremías 11, Dios advierte a un pueblo rebelde que él costumbre escuchar sus gritos:

Así que ahora, El Señor, advertirles que voy a traer la destrucción sobre ellos, y no escaparán. Y cuando clamen a mí en busca de ayuda, No voy a escuchar a los mismos. - Jeremías 11:11 (GNT)

Lo que vamos a hacer de este tipo de pasajes? ¿Dios siempre escucha nuestras oraciones o no? Qué, si algo, podría resultar en el rechazo de Dios una oración?

Dios ve, oye y sabe todo, incluyendo nuestras oraciones. Nada escapa a su atención. ¿Por qué entonces dijo Dios que no los escuchó los gritos de la gente en busca de ayuda? Hay varias razones posibles.

En este caso, Dios no respondió porque el juicio era inevitable. Judá había desobedecido las leyes de Dios y se ignoran sus peticiones durante tanto tiempo que el juicio era, en efecto, ya en el camino. Sus gritos eran demasiado poco, demasiado tarde. Dios incluso le dijo a Jeremías no orar por las personas (ver Es un 14:11-12)-que ni siquiera Moisés y Samuel se podrían haber lo convenció para ofrecer aún más la compasión a ellos (ver Es un 15:1).

También es posible que la gente a veces sabotean sus propias oraciones. La Biblia menciona varias actitudes y acciones que puede causar un cortocircuito nuestras oraciones: sin (ver PD 66:18; Es un 59:2; porque 14:10-12), desobediencia (ver Pr 28:9), la hipocresía y la falta de sinceridad (ver Es un 29:13; tiempo 1:7-9), malas intenciones (ver Monte 6:5-6; Lc 18:11-14; ellos 4:3), falta de fe (tener 11:6; ellos 1:6) e incluso problemas maritales (ver 1en 3:7).

Finalmente, lo que a veces parece que no hay respuesta a la oración puede ser en realidad una respuesta retardada (ver la 10:12-13). Otras veces Dios puede negar la solicitud con el fin de darnos algo mejor que lo que sabíamos que pedir.